La Dieta Cetogénica y la evidencia científica

El cuerpo humano es una máquina quemadora de carbohidratos, y usando el ejemplo de los carros híbridos que funciona con dos tipos de combustible, también tiene una reserva de energía que utiliza para períodos de ayuno o déficits energéticos a través del desdoblamiento de la grasa acumulada.

¿Comer grasa para perder grasa?

 La dieta cetogénica trata de imitar el estado de ayuno al restringir los carbohidratos y obliga al cuerpo a funcionar con esa grasa como  fuente energética primaria, tal dieta está constituida, por lo tanto, de una alta cantidad de grasas y proteínas.  Pero, un momento: ¿perder grasa comiendo más grasa?, suena extraño verdad?..., revisemos entonces la evidencia científica.

Boom Mercadotécnico de las últimas décadas

Esta dieta se originó hace siglo y medio como un  tratamiento clínico/dietético para tratar la epilepsia en niños, pero fue relanzada con un gran boom de marketing por el Dr. Atkins como una manera de perder peso en los años 80´s; desde entonces han aparecido muchas variantes bajo el mismo principio que son altamente rentables y que ya constituyen toda una industria.  Cambian de nombre mercadotécnico cada cierto tiempo, reciclándose casi como una moda, entre ellos entontramos:  la Dieta South Beach, la Zona, Paleo y más recientemente la dieta Keto.

Ofrecen a las personas resultados rápidos para bajar de peso, y algunos parámetros como la glucosa y el colesterol pueden incluso disminuir debido a esa pérdida de peso, por lo que, a simple vista puede parecer muy saludable y exitosa, pero la realidad es que son resultados  peligrosamente engañosos ya que dentro del organismo la historia es otra; factores como la resistencia a la insulina y la enfermedad cardiovascular solo empeoran debido al alto consumo de grasas saturadas y proteína animal (ambas con el más alto índice pro-inflamatorio), predisponiendo o agravando solapadamente las causas subyacentes de la diabetes II y causando un profundo y negativo impacto en el sistema cardiovascular.   De alguna manera contradictoria, es como si todo se arreglara desde la apariencia y los síntomas pero internamente las causas de los problemas avanzan.  (Leer mi artículo en este mismo blog llamado La Cura para la Diabetes 2 en sólo 4 pasos)

Además, se ha encontrado que la pérdida de peso que se obtiene se debe en gran parte a la pérdida de agua y de masa muscular, y que comparada con una dieta baja en grasa, las dietas cetógenicas utilizan menos grasa como fuente de energía.

 La investigación sugiere que estas dietas pueden carecer de nutrientes esenciales, antioxidantes, causar deficiencias de vitaminas y minerales, problemas digestivos, hormonales y estreñinimiento al privar al cuerpo de fibra, lo que afecta directa y negativamente al microbioma intestinal. 

¿Qué relación tiene la fibra?

La fibra es un carbohidrato no digerible y se encuentra exclusivamente en las plantas, no aporta calorías, pero interactúa como un barrendero de toxinas, dándole volumen y tránsito a las heces, disolviéndose y formando un tipo de gel que atrapa glucosa y colesterol, pero también constituye la fuente de alimentación de los trillones de microorganismos que viven en nuestro intestino grueso y que juntos conforman la microbiota o “flora intestinal” .

 

Estos microorganismos producen algunas vitaminas y compuestos bioactivos benéficos como los ácidos grasos de cadena corta que tienen efectos altamente benéficos para la salud, regulan el sistema inmunológico, el peso corporal y  favorecen el metabolismo de las grasas, además se comunican vía bidireccional con el sistema nervioso central y desde ahí influyen en el estado de ánimo, el stress, la claridad mental y la función cognitiva.   

 

Cuando no hay aporte suficiente de fibra dietética y una alta ingesta de productos animales y grasas todos estos componentes del organismo se ven seriamente comprometidos, la diversidad de microorganismos disminuye produciendo esto inflamación, y favoreciendo la aparición de  enfermedades autoinmunes y metabólicas, además,  los microorganismos “malos” proliferan favorenciendo nuevamente la inflamación  y la generación de sustancias tóxicas como amoníaco y sulfuros y aumentando el riesgo de enfermedades como la diabetes II, la obesidad y la enfermedad cardiovascular.

Pero, qué han encontrado los estudios científicos?

Un metanálisis de cuatro estudios de cohortes que siguieron las dietas, enfermedades y muertes de más de un cuarto de millón de personas descubrieron que quienes consumen dietas bajas en carbohidratos sufren un riesgo significativamente mayor de mortalidad por todas las causas, lo que significa que viven, en promedio, vidas significativamente más cortas.

¿Son entonces malos los carbohidratos? 

Y es que hay algo importantísimo que no se dice cuando se “satanizan” los carbohidratos y se presentan como los causales del sobrepeso y la diabetes II, y es que no todos los carbohidratos se cobijan bajo una misma sombrilla, existen los carbohidratos desde su forma natural y de síntesis compleja y los carbohidratos refinados de absorción fácil y rápida.  Los complejos están presentes en las frutas, los vegetales, los granos enteros, las leguminosas principalmente, mientras que los simples están presentes y son el ingrediente mayoritario de todos los productos a base de harinas refinadas, alimentos ultraprocesados, bebidas y aún como ingrediente oculto bajo múltiples nombres en los alimentos “de paquete”; éstos subproductos del refinamiento y el procesamiento como el harina blanca y el azúcar de todo tipo, han sido despojados de toda su fibra y valor nutricional, dejando tan sólo tipos de azúcares fácilmente absorbibles por el organismo y causantes de obesidad y enfermedades crónicas.  Muy diferente a los alimentos enteros que poseen fibra, agua y  son de una absorción ralentizada por su misma complejidad molecular.  

 Los carbohidratos complejos son la gasolina óptima para el ser humano, es el combustible limpio para el cual nuestro cuerpo fue diseñado, se desdobla en energía, CO2 y agua, mientra que  el utilizar prolongadamente el “motor de respaldo” o la quema de grasas, genera subproductos tóxicos que no se secretan vía respiración, produce acidosis, desbalance electrolitos, amoníaco y promueve la resistencia a la insulina, problemas digestivos por la falta de fibra (presente solamente en los alimentos de origen vegetal). 

Riesgos 

Según las famosos estudios cohortes de Harvard, consumir mayormente una dieta baja en carbohidratos y alta en alimentos de origen animal, está asociado con un aumento de un 50% de riesgo de muerte a causa de un ataque cardíaco o un derrame cerebral), sin embargo, no se encontró tal asociación el las dietas altas en carbohidratos basadas en fuentes vegetales. 

Además,  “los patrones dietéticos bajos en carbohidratos que favorecen las proteínas y grasas animales, provenientes de fuentes como la carne roja y el pollo, se asociaron con una mayor mortalidad; mientras que aquellos que favorecen las proteínas vegetales y las grasas de origen vegetal nueces, mantequilla de maní y cereales integrales, se asociaron con una menor mortalidad”.

Conclusión 

Por lo tanto, aún cuando usted se vea más delgado y piense que la dieta cetogénica le está favoreciendo, por favor, reconsidere la evidencia científica y retorne a los mecanismos de combustión para los cuales su cuerpo fue diseñado originalmente.

Es excelente alternativa dejar por fuera los carbohidratos refinados y el azúcar agregado, pero sin excluir los alimentos enteros y las plantas como frutas, vegetales, leguminosas, granos integrales, nueces y  semillas, que también lo harán perder peso, a la vez que lo protegen contra el cáncer, la enfermedades del corazón, la obesidad y la diabetes II.   

 

FUENTES BIBLIOGRAFICAS

·      Campbell, T. Colin, y Howard Jacobson. The Low-Carb Fraud. BenBella Books, 2014.

·      Greger, Michael, M.D., FACLM. How Not to Diet: The Groundbreaking Science of Healthy, Permanent Weight Loss. Flatiron Books, 2019.

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